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La responsabilidad universal en la interdependencia global: hacia un desarrollo sostenible en resonancia con Laudato si´ y la Carta de la Tierra

Actualizado: 19 abr



Autora: Sandra Mendoza Barrera *

Universidad de Navarra MGCO


Resumen

La interconexión inherente al entorno contemporáneo plantea desafíos sin precedentes que requieren respuestas colectivas y coordinadas a nivel global. Problemas complejos, como el cambio climático, la desigualdad económica y la crisis de gobernanza, evidencian la urgencia de adoptar un enfoque que trascienda el individualismo y la fragmentación. En este contexto, se introduce la noción de responsabilidad universal como un principio fundamental que guía la convivencia y el desarrollo sostenible en un mundo en constante transformación. Si somos una sola comunidad de vida compartiendo un único espacio conocido como tierra, ¿por qué como humanidad estamos en la batalla de establecer acuerdos del cuidar de ella?


Palabras clave: responsabilidad universal, Laudato Si´, interconexión, interdependencia, valores éticos, Carta de la Tierra.



Cuidado de la comunidad de vida
Cuidado de la comunidad de vida

1.              Introducción

La responsabilidad universal se fundamenta en el reconocimiento de que los individuos son simultáneamente miembros de comunidades locales y ciudadanos de un mundo interdependiente. Esta doble pertenencia resulta esencial para abordar cuestiones críticas que afectan a toda la humanidad y al ecosistema global en su conjunto. Este enfoque no solo implica una reflexión profunda sobre nuestra interdependencia, sino que también subraya la imperiosa necesidad de actuar de manera coordinada hacia el bienestar futuro de todas las formas de vida.


La existencia de una única humanidad compartiendo un planeta demandan la creación de acuerdos globales fundamentados en principios éticos y solidarios. Estos acuerdos son cruciales para afrontar los desafíos actuales y para allanar el camino hacia un futuro más justo y equitativo para las generaciones venideras, como lo evidencia la Carta de la Tierra.


La fragmentación de visiones y objetivos, acompañada de una diversidad de intereses, obstaculiza la formulación de políticas efectivas y cohesivas capaces de abordar adecuadamente los desafíos globales. Por ende, se torna imperativo establecer una visión compartida que promueva la adopción de valores éticos universales, los cuales deben servir como fundamento para la construcción de una comunidad global emergente.

En este sentido, cabe cuestionarse: ¿Está la responsabilidad universal directamente relacionada con el bien común y/o la justicia?



2.     Bien común

La noción de lo común sugiere que no existe un único esquema de regulación del tránsito que pueda ser considerado como el único correcto (George, 1998). Este principio destaca la necesidad de diversificar enfoques que, a partir de la ley natural, sean trasladados a la ley positiva.

El concepto de bien común social integral (Poole-Derqui, 2008) es fundamental para entender cómo las acciones individuales impactan a la sociedad en su conjunto. Este enfoque considera no solo los bienes materiales y recursos, sino también el bienestar emocional, espiritual y social de los individuos que conforman una comunidad.


Las virtudes humanas, incluso aquellas que parecen tener un efecto privado, como la fortaleza y la templanza, juegan un papel esencial en la construcción y el mantenimiento del bien común. Estas virtudes fomentan un entorno de respeto, responsabilidad y apoyo mutuo, lo cual es crucial para la cohesión social.

Además, las instituciones sociales, como la familia y las comunidades religiosas, así como diversas asociaciones, son pilares fundamentales en la promoción del bien común. Estas entidades no solo ofrecen apoyo directo a sus miembros, sino que también actúan como modelos de comportamiento ético y solidario, promoviendo valores que benefician a toda la comunidad.


La búsqueda del bien común es un tema relevante en el contexto actual (Monzón, 2018). La motivación para actuar en pro del bien común ha disminuido, ya que las sociedades contemporáneas han primado valores como la rentabilidad y la competitividad. Esta orientación hacia el individualismo ha desplazado la atención de los intereses colectivos y del bienestar social.


En este sentido, el bien común social integral nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y decisiones cotidianas, resaltando la interconexión entre lo individual y lo colectivo. Fortalecer el bien común implica cultivar virtudes y participar activamente en las instituciones y organizaciones que enriquecen la vida social, creando un ambiente donde todos puedan prosperar.



3.     Responsabilidad universal

Los valores fundamentales que sustentan esta responsabilidad compartida incluyen la solidaridad, la reverencia por la vida, el respeto y la humildad ante la naturaleza. Estos principios son cruciales en un momento en el cual la urgencia de un cambio de paradigma es evidente. La ausencia de un marco ético común que guíe las acciones de los diversos actores sociales—que abarcan individuos, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales—complica la búsqueda de soluciones efectivas a problemas globales.

Desde la perspectiva del derecho ambiental, al afirmar que esos derechos no defienden la naturaleza en su estado intacto (Gandia, 2024). Su enfoque se centra en los ecosistemas y las comunidades, más que en los individuos, y no tolera la tortura de ningún ser vivo bajo ninguna circunstancia.



3.1           Laudato si´

En Laudato si´ el Papa Francisco realiza un llamado urgente a la humanidad para que reconozca su responsabilidad en el cuidado del medio ambiente y del planeta, nuestro "hogar común". En este documento, el Santo Padre aborda el impacto del consumismo y el crecimiento económico desenfrenado que ha llevado a la devastación de la naturaleza, a la contaminación del aire y del agua y a la pérdida de biodiversidad (Ramirez, 2023).


La idea central que Laudato si´ presenta es la interconexión de toda la vida en la Tierra. Francisco exhorta a tomar conciencia de que cualquier acción que afecte al medio ambiente repercute en la vida de las personas, especialmente en las comunidades más vulnerables. Resalta que la crisis ambiental no es solo una cuestión ecológica, sino también un fenómeno social y económico que afecta a los pobres y marginados.


El Papa invita a adoptar un enfoque sostenible y responsable en la forma en que vivimos, consume y relacionamos con la naturaleza. Esto implica un cambio de mentalidad hacia un estilo de vida que priorice la solidaridad, la justicia y el respeto por la creación. Propone la necesidad de una visión común y un esfuerzo global para enfrentar los desafíos ecológicos, promoviendo iniciativas que fomenten la protección del medio ambiente y la justicia social.



3.2       Carta de la Tierra

Es una iniciativa que pretende establecer una base ética sólida para la sociedad global emergente que ayude a crear un mundo sostenible basado en el respecto a la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz.


La Carta reconoce que los objetivos de la protección ecológica, la erradicación de la pobreza, el desarrollo económico equitativo, el respecto a los derechos humanos, la democracia y la paz son interdependientes e indivisibles. Hoy reconocida como una guía basada en principios éticos y solidarios, es fundamental tanto para enfrentar los retos actuales como para transitar hacia un mundo más justo y equitativo para las generaciones futuras. La Carta de la Tierra (Esteban, 2013) ha sido utilizada como un marco ético para promover dicha responsabilidad, traduciéndose en un compromiso hacia un estilo de vida más sostenible.

Hasta la fecha, más de 65 países, entre ellos España, han acogido la Carta de la Tierra, que cuenta con un sitio oficial donde se comparte información y material audiovisual de calidad, disponible en www.cartadelatierra.org.



3.3       Conexión entre Laudato sí y Carta de la Tierra

Ambos documentos resaltan que el bienestar de la humanidad está intrínsecamente ligado al estado del planeta. En este sentido, cada ser viviente y el sistema ecológico que los sostiene son fundamentales para garantizar una calidad de vida digna. Sin embargo, la actual desconexión entre conocimiento y práctica implica que muchos reconocen la importancia de estos principios, pero no los aplican en su vida cotidiana o en la política pública.


Aunque estos documentos son reconocidos y valorados, su mensaje necesita traducirse en acciones concretas y sostenibles. La responsabilidad hacia la comunidad de la vida y el sistema que la alberga es cada vez más urgente en un mundo en crisis. Por lo tanto, es imperativo que tanto individuo como instituciones se comprometan a convertir este discurso en una práctica diaria, generando así un cambio significativo en la calidad de vida y la supervivencia de la humanidad.


Ambos textos hacen una invitación a la acción individual y colectiva. Laudato si' invita a todos a asumir la responsabilidad de cuidar la Tierra y fomentar cambios en nuestro estilo de vida, mientras que la Carta de la Tierra urge a la acción global a través de la educación y la participación de la comunidad para lograr un futuro sostenible.



4.              Conclusión

La reflexión sobre la responsabilidad universal y su integración en la acción colectiva es crucial en un contexto global altamente interdependiente. Solo mediante un compromiso renovado con estos principios éticos será posible abordar de manera efectiva los desafíos contemporáneos y trabajar hacia un futuro sostenible. La colaboración y la solidaridad se erigen, por lo tanto, como fundamentos indispensables para la construcción de una comunidad global comprometida con el desarrollo y el bienestar de todas las formas de vida.


La responsabilidad universal es a la vez una obligación y un derecho, representa una forma de vida que requiere ser examinada constantemente. Resulta esencial cuestionar si al ejercerla estamos promoviendo los valores éticos y de justicia, y reconocer que este es un derecho de las generaciones futuras, el cual estamos poniendo en riesgo desde las generaciones presentes.


*Alumna del máster de Gobierno y Cultura de las Organizaciones, Universidad de Navarra, España. Doctorando en Derecho Ambiental Internacional, Universidad Panamericana, México. Punto Focal de Carta de la Tierra y miembro de Animadores Laudato Si´


 

Referencias

 Esteban, J Miguel. 2013. “Naturaleza y Conducta Humana. Conceptos. Valores y Prácticas para la Educación Ambiental”. Universidad Quintana Roo, CONACYT.  467pp. SBN 978-1-4633-4557-0Gandia, G. (2024). Reflexiones sobre el Derecho Internacionaldel Medio Ambiente para proteger a los ecosistemas: de la distopía a la utopía. Relaciones Internacionales, 33(66).

George, R. P. (1998). Derecho natural y derecho positivo. Persona y derecho39, 219-.

Toña Monzón. (2018). BOFF, LEONARDO, Ética y Moral. La búsqueda de los fundamentos. Estudios eclesiásticos, 81(316), 217-220.

Poole, D. (2008). Bien común y Derechos Humanos. Persona Y Derecho, (59), 97-133. https://doi.org/10.15581/011.31756

Ramirez, A. (2023). La teología condicional y el "cuidado de la casa común". (U. S. Tomas, Ed.) 55 (2), 508. doi:10.20911/21768757v55n2p495/2023

 

 
 
 

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